La publicación de la existencia
de Dolly levantó inmediatamente un debate sobre la posibilidad de clonar
personas. La proximidad biológica hace pensar que la clonación humana sería
posible desde un punto de vista técnico, aunque haya factores limitantes
(principalmente el número de óvulos necesarios: hicieron falta más de 400 para
conseguir a Dolly). El debate, por tanto, se sitúa en un contexto ético, no en
si es posible llevarla a cabo, sino en si es conveniente, si debe aprobarse
Son muchas las consideraciones
éticas que pueden hacerse en torno a la clonación humana. Una aproximación
sería considerarel fin de la clonación : si es obtener un nuevo ser
desarrollado (clonación con fines reproductivos) o un embrión que será
destruido para proporcionar células o tejidos (clonación humana con fines
terapéuticos).
Existe entre la comunidad
científica una actitud bastante generalizada de rechazo hacia la clonación
humana con fines reproductivos, aunque sólo sea por consideraciones prácticas:
bajo porcentaje de éxitos, alto número de óvulos requerido, posibilidad de
alteraciones o enfermedades en los clones... Estas objeciones, que se centran
en las consecuencias negativas, no parecen tener suficiente fundamento, y con
frecuencia se oye a investigadores afirmar que si hubiese un motivo realmente
importante para clonar seres humanos no verían inconvenientes en que se
hiciera. Los argumentos con un fundamento de tipo antropológico, y por tanto
más sólido, podrían resumirse del siguiente modo:
La clonación, incluso si no
conllevara la muerte de embriones y tuviese un 100% de éxito dando lugar a un
ser humano sin fallos, supone un atentado a la persona así generada, que
sufriría una manipulación difícil de superar:
§ El clonado sería seleccionado
positivamente por otros, que han decidido cuál va a ser su dotación genética y
sus características biológicas.
§ El clonado sería generado con
un fin: emular a alguien cuyas características interesan por algún motivo: un
hijo fallecido al que se pretende sustituir, un genio cuyas habilidades
interesa mantener, etc. Las consecuencias psicológicas de esa presión serían
imprevisibles.
§ El clonado carecería de las
relaciones elementales de familia: no tendría en absoluto padre, ni propiamente
hablando madre: tendría un hermando gemelo mayor, una madre ovular
(¿citoplásmica?) y una madre de alquiler.
Se puede formular positivamente
lo expuesto diciendo que, cualquier ser humano tiene derecho a que:
§ Ningún tercero decida su
componente genético.
§ Ser querido por sí mismo y no
para conseguir un fin, como emular o reemplazar a alguien (planteamiento que
supone, además, un desconocimiento total de cómo son los seres humanos).
§ Tener un padre y una madre de
los que procede, también biológicamente y que son responsables de él.
Dicho de otro modo: la
clonación reproductiva atenta a la libertad del clon, fija sus condiciones
biológicas según el criterio de otros, y en ese sentido es un ejemplo
difícilmente superable de manipulación del hombre por la técnica (manejada por
terceros).
En el campo de la aplicación
terapéutica de los embriones se encuentra el verdadero debate que zarandea
actualmente la opinión pública y a la comunidad científica. Para describir con
detalle en qué consistirían esas posibles aplicaciones hay que hacer referencia
a algunos descubrimientos o avances recientes, que no están directamente
relacionados con la clonación. Concretamente:
§ La posibilidad de curar
enfermedades llevando a cabo transplantes no con órganos completos, sino con
células, mediante la llamada terapia celular. Esto parece una buena
alternativa para determinadas enfermedades que son el resultado de el mal
funcionamiento de una población bien definida de células. Consistiría en
reemplazar las células enfermas por otras sanas, sin necesidad de transplantar
el órgano entero.
La posibilidad de obtener células
madre embrionarias. En el año 1998 dos grupos de Estados Unidos publicaron
la obtención de células madre embrionarias a partir de embriones humanos que
procedían de la fecundación in vitro. Esos embriones estaban en la
fase llamada de blastocisto. Los blatocistos son embriones de 5-6 días y que
tienen un aspecto esférico con una cavidad interna. Se diferencian en ellos lo
que es propiamente el embrión (un grupo de células llamado masa celular
interna), de las células que darán lugar a la placenta (llamadas
trofoblasto). Los “logros” de estos grupos fueron más bien de tipo técnico:
tomaron masas celulares internas de varios blastocistos (destruyéndolos en el
proceso) y las pusieron en cultivo. Consiguieron por un lado que esas células,
llamadas células madre embrionarias, viviesen y se dividieran activamente en
cultivo; y por otro lograron una especialización dirigida de esas células:
tratándolas con diferentes factores consiguieron que dieran lugar a células
tipo piel (ectodermo), tipo digestivo (endodermo) o tipo músculo (mesodermo).

¿En qué consiste entonces
la propuesta de clonación humana con fines terapéuticos? Consistiría
en combinar la técnica de clonación con la de obtención de células
madre embrionarias, para curar a adultos que tuviesen una enfermedad que
pudiera resolverse mediante transplante celular. Esto se haría de la siguiente
manera:
1. Mediante la técnica empleada
en Dolly se generaría un embrión a partir de células diferenciadas de la
persona que se quiere curar.
2. El embrión obtenido por
clonación se destruiría a los 6 días para obtener a partir de él células madre
embrionarias.
3. Esas células se
especializarían hacia el tipo celular necesario para curar a la persona en
cuestión.
4. Se implantarían esas células
para curar a la persona.
Al proceder de un embrión
idéntico a la persona de partida, las células no provocarían rechazo al ser
implantadas y además la posibilidad de mantener congelados los cultivos
celulares proporcionaría una fuente casi ilimitada de tejidos. Hay que indicar
que desde el punto de vista técnico este proceso es aún una mera posibilidad y
haría falta mucha investigación para ponerlo en marcha: no se han conseguido
todavía tipos celulares bien definidos a partir de células madre embrionarias y
hay pocas evidencias de que de hecho puedan curar enfermedades.

¿Y las implicaciones
éticas de este procedimiento? En este caso no hay manipulación del
nuevo ser humano, como sucede en la clonación con fines reproductivos, por la
sencilla razón de que ese embrión nunca llegará a término porque será destruido
para ser fuente de tejidos. Ese mismo embrión implantado en el útero de una
mujer daría lugar a un niño, porque el proceso de clonación es idéntico sean
cuales sean sus fines (reproductivos o terapéuticos). Salta a la vista que el
término “terapéutico” aplicado a este proceso es equívoco: es terapéutico para
un ser humano, pero a costa de la vida de otro. La ilicitud de este tipo de
clonación se basa en el derecho a la vida que exige la dignidad de todo ser
humano, independientemente de su grado de desarrollo. Nadie tiene derecho a la
salud a cualquier precio, y menos si el precio es otra vida human